lunes, 18 de abril de 2011

Mujeres y medios de comunicación I

Hoy toca hacer un parón en nuestra temática habitual por exigencias académicas. En las próximas dos entradas nos centraremos en las 3ª Jornadas sobre Mujeres y Medios de Comunicación que tuvieron lugar los pasados días 14 y 15 de abril en la UPV. Dichas jornadas, organizadas por el departamento de Periodismo II, albergaron una serie de ponencias de profesores de diversas facultades de comunicación, expertos en la materia. Tanto hoy como mañana recogeremos algunos de los puntos tratados en las mismas.


Jueves, 14 de abril

-          - Publicidad, ética y mujeres: las derivas por exceso y por defecto. Oscar Sánchez Alonso. Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca.

En esta ponencia Sánchez Alonso trató el debate que aflora en la publicidad sobre: ¿todo vale o nada sirve? A través de una serie de anuncios, utilizados como ejemplos, el profesor explicó que poner el límite es un criterio ético o deontológico, detrás de los cuales se pueden ver vulnerados derechos y libertades.

Observamos también la habitualidad de los estereotipos en publicidad. A veces funcionan porque el lector se ve reconocido, pero esto no quiere decir que sea algo bueno. En los diversos anuncios expuestos pudimos ver discriminación, injusticia, sesgo o incluso el encaje de estructuras patriarcales. Muchos anuncios nos permiten ver, pero también nos ocultan cosas. 

Finalmente se llegó a la conclusión de que la publicidad contemporánea sigue reforzando estereotipos, a veces de forma sutil y otras no tanto.

-          - El humor que no da risa. El sexismo en los programas de entretenimiento televisivo. Nuria Quintana Paz. Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Mediante una conferencia muy amena y visual, estudiamos el humor como pretexto para la discriminación sexista en los info-shows (género híbrido entre información y entretenimiento) de actualidad.

Pudimos ver ejemplos sobre programas de pseudoperiodismo satírico tanto de la Sexta (El Intermedio y Sé lo que hicisteis) como de Cuatro (El Hormiguero y Tonterías las justas). Todos ellos, a excepción de El Hormiguero, tienen una audiencia con un sesgo ligeramente masculino y cuentan con una gran aceptación entre el público joven. 

Estudiamos la aparición de la mujer en estos programas como objeto de deseo, acosada, bella… así como la lucha de sexos. 

Generalmente los presentadores varones se presentan como sexualmente activos y no pueden evitar demostrarlo ante una mujer bella. Parece que su propia condición masculina les obliga a ello. Además, la continua apetencia sexual es compartida por todos los hombres del programa. Por su parte, las mujeres si quieren ser aceptadas en la sociedad deben ser bellas. Los mensajes que trasmiten pueden valer como modelo referencial de conducta. Asimismo, en situaciones aparentemente cómicas, se crean situaciones de agresividad sexual, a través de personajes de ficción, representados por hombres.

En estas parodias la mujer va a aparecer como un ser indefenso e ingenuo, en contraposición con un hombre maduro. Como detalle se destaca que al final ellas siempre tienen que pedir ayuda al varón del plató para que les salve. 

El riesgo que conlleva este tratamiento es la banalización de la violencia, esto es, en ocasiones lo que se hace es frivolizar con las agresiones. El modelo de conducta que representan las mujeres es el de chicas simples, infantiles y limitadas intelectualmente. Se muestra una doble vertiente: una mujer simple y loca (como es el caso del papel de Patricia Conde) o simples y absurdas (como el que representa Usun Yoon). En este punto, la profesionalidad de la mujer se pone siempre en duda y quien descubre sus errores en el programa es siempre el hombre. 

En cuanto a la guerra de sexos, se observa siempre también una alianza entre los miembros del mismo género. En el plató de estos info-shows la puesta en escena de las mujeres está menos representada que la del hombre. Sin embargo, se hace más visualizador su papel como reportera de calle, donde deben sacar su rol seductor.

La mujer se encuentra bajo la óptica masculina del hombre voyeur. Se adaptan los guiones a los varones, pese a ser redactados por mujeres en su mayoría. La mujer representa connotaciones sexuales con arquetipos de toda la vida. Por lo general, son programas realizados para públicos únicamente heterosexuales.

En definitiva, la imagen que se proyecta es la de una mujer carnal y será la mirada masculina la que determine el contenido. Se presenta siempre a la mujer bella, frente al hombre simpático. Por ello, una de las preguntas que nos planteamos es: si la valía profesional de los hombres no está regida por cuestiones de belleza, ¿por qué la de las mujeres sí?

A modo de resumen, podemos decir que estos formatos que se caracterizan por ser modernos y contravenir los esquemas clásicos, al final en realidad lo que contribuyen es a resaltar los atributos sexuales del género femenino, en detrimento de sus capacidades intelectuales y otros aspectos. 

-          - Propuesta de usos inclusivos del lenguaje. Lucía Martínez. Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV/EHU.

La profesora Lucía Martínez comenzó su ponencia del 14 de abril conmemorando la celebración de la II República, gracias a la cual las mujeres obtuvieron diversos derechos. De tal forma, habló sobre la necesidad de un lenguaje igualitario.

Los medios de comunicación incurren en sexismo lingüístico cuando emplean vocablos o construyen oraciones que, debido a la forma escogida y no a otra razón, resultan discriminatorias por razón de sexo. En la actualidad también se observan casos de androcentrismo. Es decir, cuando el discurso se hilvana de tal manera que delata en el autor una presunción, a menudo inconsciente, de que los oyentes o lectores son todos varones.

En prensa se aprecian titulares dirigidos únicamente a los varones, así como el uso de la llamada regla de inversión, explicada a través del siguiente ejemplo: “los aficionados acudieron al campo con sus bocadillos, mujeres e hijos… (excluyen a las mujeres de la afición, subordinándolas a los hombres).

También se producen asimetrías en el tratamiento. No se trata igual a la mujer en cuestiones de lenguaje o se le trata menos. El genérico masculino induce a errores y debemos conocerlo para ser absolutamente precisos. Asimismo, la profesora destacó que la arroba no es una vocal y por tanto, no deber ser utilizada como tal. Otro de los detalles que es apreciable en los medios es que a los hombre se les llama por el apellido, mientras que a las mujeres por el nombre. 

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